Todos somos cyborgs
Desde Iron Man a Darth Vader, desde las ilustraciones de Hajime Sorayama a los proyectos de Stelarc, desde una Cyborg Foundation hasta Cyborg Camp. La cultura geek esta llena de referentes cyborgs.
Un cyborg es una mezcla de lo orgánico y lo tecnológico. ¿Eres uno? Todos somos cyborgs, porque nuestros cuerpos (concebidos desde su condición mortal) son salvados de sí mismos a través de la tecnología. Por ejemplo, las vacunas. Casi todos hemos recibido al menos una, unos mililitros de reprogramación de nuestro sistema para rechazar algunas infecciones.
El término cyborg fue acuñado en 1960 por Manfred E. Clynes, y Nathan S. Kline —impulsados por los avances en el ámbito aeroespacial—, como “un ser humano mejorado que podría sobrevivir en una atmósfera extraterrestre”. Luego con la literatura, el cine y los videojuegos pasó a ser una referencia normal en la cultura tecnológica. Es una metáfora de las posibilidades que ofrecen los avances de la tecnología, como es la bioingeniería y la inteligencia artificial.
Parafraseando a Fernando Torrijos Pareja: Los cyborgs son individuos intermedios, con una parte humana (probablemente el cerebro) y otras partes transformadas mediante implantes tecnológicos, que logran convertirlos en un tipo de superhombres o supermujeres en diversos aspectos.
La cita que mejor explica la idea que quiero defender, la he extraído de su tesis Estéticas transhumanas: del cyborg al androide:
“La ciencia ficción (...) no hace sino exagerar, proyectar o sublimar una realidad cada vez más cotidiana: desde los complejos transplantes de órganos a las simple lentillas, desde los correctores dentales para adolescentes a prótesis cada vez más sofisticadas, o desde los antidepresivos a la viagra, la ciencia y tecnología hace tiempo que trabajan para eliminar, modificar o mejorar aquellas estructuras congénitas, aquellas deficiencias naturales, aquellos efectos indeseados del azar, ciertos sentimientos o sensaciones calificados como indeseables, o simplemente esa degeneración progresiva que lleva implícita la edad”.
Os recomiendo complementar esta lectura con la charla TED de la antropóloga, Amber Case, Ahora todos somos ciborgs, en la que expresa una visión positiva sobre como la tecnología aumenta nuestra humanidad y nuestra capacidad de conexión; con un capítulo de Black Mirror: The Entire History of You, sobre la repercusión de un chip implantado detrás de la oreja que nos permite reproducir todos nuestros recuerdos.
¿Estáis preparados para la antiobsolescencia programada? ¿Seremos unos Frankensteins 2.0? Y no hablo de “rejuvenecimiento” de Renée Zellweger ni el trasero exagerado de Kim Kardashian. Si no de experimentos como los de Kevin Warwick en inteligencia artificial o Neil Harbisson, la primera persona en el mundo reconocida como cíborg por un gobierno. Las posibilidades son infinitas.