Geek Love

Geek Love

Si diciembre es el mes empalagoso por defecto gracias a la navidad, febrero tiene el día empalagoso de San Valentín. Hoy es el día en el que muchos tienen la excusa perfecta para salir a cenar con su pareja o ligar en pubs como cualquier otro sábado por la noche.

Los supermercados promocionan sus cajas de bombones con forma de corazón, Spotify nos recomienda sus playlists, con títulos como Mejor solo que ¡mal acompañado!, Simply Love y Cita romántica. Twitter se llena de listas de películas que ver este fin de semana con clichés como El diario de Noa, Moulin Rouge y Titanic. Y claro, se ha estrenado en cartelera 50 sombras de Grey.

Pero hablemos del Geek Love, de referencias, de amores raros. Un guiño a la escritora Katherine Dunn y su novela publicada en 1989. Una historia de amor centrada en los Binewskis, una pareja que crea su propia exposición de rarezas humanas con ayuda de su ADN y la biotecnología. Un circo o mejor dicho, un freak show. ¿Y quién es el 'geek'? Bueno, la historia esta llena de personajes raros. Pero el que lleva la etiqueta es el que arranca la cabeza de las aves como Meep en American Horror Story. Qué bonito, ¿no?

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Geek Love es una referencia en la cultura pop y “te hace sentir avergonzado de ser tan absolutamente normal” (Terry Gilliam).

El amor es química (literalmente)

El enamoramiento parece ser que surge cuando se produce la feniletilamina, un compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas que tiene la capacidad de aumentar la energía física y la lucidez mental. El cerebro responde al compuesto con la secreción de dopamina y oxitocina, provocando que las personas puedan permanecer horas conversando sin sensación alguna de cansancio o sueño. Es decir que la generación de sustancias químicas en nuestro organismo es la razón de que en un día como hoy, la gente regale cajas de bombones, flores y reserven una mesa para dos en algún restaurante.

¿Quién mejor que un geek para romper los paradigmas amorosos?

El profesor José Manuel Rey, profesor del Departamento de Análisis Económico de la Universidad Complutense de Madrid, desarrollo una teoría matemática basado en la segunda ley de la termodinámica para explicar porque las relaciones sentimentales tienen fecha de caducidad. Si os interesa el tema, tenéis el artículo completo A Mathematical Model of Sentimental Dynamics Accounting for Marital Dissolution en PLOS.

Sí, el enamoramiento es un estado de enajenación mental transitorio con una base bioquímica. Y que está destinado matemáticamente a no funcionar. Como dice el personaje de Amy en Her: “El amor es una forma de locura socialmente aceptada”.

¡Que tengáis un no empalagoso (y si es posible etílico) día de la dopamina!

Ilustración de Lydia Rodriguez.