El arte del “texting” mientras caminas

El arte del “texting” mientras caminas

Los desafíos cognitivos al caminar mientras escribimos mensajes de texto son bien conocidos, tanto para los científicos como para todos aquellos que han chocado alguna vez con un poste o un peatón. Pasear mientras se habla por teléfono o concretamente cuando se escribe, hace que nuestros recursos atencionales estén relativamente limitados. La mayoría de los investigadores están de acuerdo, por más que estas actividades las realicemos frente al volante de un coche.

Caminar no es conducir. En cierto modo, es más exigente. Cuando conduces, te sientas. Caminar requiere una variedad de acciones y reacciones sincronizadas. Por tanto, el uso del móvil afecta el proceso físico de caminar, lo que puede tener consecuencias en nuestra salud.

Un estudio de la Universidad de Queensland en Brisbane, Australia hizo que 26 adultos sanos caminaran varias veces en un pasillo de 8,5m mientras unas cámaras capturaban sus pasos. En el primer caso, los voluntarios caminaron sin el móvil. En el segundo, leyeron un texto largo en la pantalla de un teléfono. Y en el tercero, tuvieron que escribir y enviar un SMS: “The quick brown fox jumps over the lazy dog” (Los voluntarios tuvieron que sujetar el móvil y caminar lo más normal posible).

Al final resultó que escribir mensajes de texto distorsiona de manera significativa nuestra forma de andar. Lo más notable: los voluntarios comenzaron a caminar en una posición más vertical y rígida. Sus cabezas se congelaron, con los ojos en la pantalla y las barbillas flexionadas hacia el pecho. Sus cuellos y las articulaciones de la espalda tuvieron significativamente menos rango de movimiento. En general, enviamos textos moviéndonos como “robots".

Los patrones de la marcha también cambiaron. Los voluntarios del tercer caso adoptaron pasos más cortos y su ritmo disminuyó. Además, se desviaron más de una vez de la trayectoria recta.

Estas modificaciones aunque son relativamente imperceptibles, pueden dar a consecuencias físicas. Por ejemplo: aumentan la probabilidad de que se nos olvide mirar por donde vamos cuando estamos caminando; una postura más rígida aumenta el riesgo de caídas y puede causar o empeorar el dolor de cuello y hombros.

El resultado más importante del estudio es que nuestros cuerpos y cerebros parecen dar prioridad a los mensajes de texto. Así que estad atentos, tened cuidado por si os atropellan o tenéis una caída épica por mandar ese mensaje en WhatsApp o Tweet.

¿Esperamos a que las Google Glass dejen de ser una excentricidad? ¿La solución es usar aplicaciones como Type n Walk?

Fuente: NY Times, Ilustración: Ben Wiseman